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Realmente compartir estas experiencias enriquece muchísimo

El cierre de la séptima edición del Chivilcoy Teatrero, se llevó a cabo en la sala del teatro “El Chasqui”, con la obra “Dos, un elogio escénico para el amor”.

Cabe mencionar que la propuesta organizada por las compañías independientes de teatro de nuestra ciudad contó con el apoyo de la Secretaría de Cultura y Educación y se desarrolló del 18 al 21 de noviembre con distintas propuestas en cinco salas de Chivilcoy, con obras pen su mayoría locales y otras que vinieron de afuera.

Los organizadores mostraron su satisfacción porque este Festival se desarrolló con mucho éxito, como en las demás oportunidades, y sirve de impulso para seguir creciendo y cultivando el teatro chivilcoyano que tan rico es, como así también promoviendo la movida cultural de la ciudad.

Para hacer un balance de esta nueva edición del festival entrevistamos en Radio del Centro a Yamila Crivelli, integrante de la comisión del Chivilcoy Teatrero.

-¿Qué significó volver a realizar el festival de forma presencial?

-Volver a la presencialidad es lo que más alegría nos dio porque hicimos un intento virtual el año anterior para estar presentes pero el teatro es presencia, es respuesta directa del público.

Organizar la edición del Chivilcoy Teatrero nos pone muy contentos como asimismo ansiosos y planificar qué se hará principalmente por el hecho de invitar elencos de otras ciudades como asimismo el hacer intercambio de salas con los elencos de los diferentes teatros.

Dentro de las posibilidades de la propuesta y la puesta en escena de la obra que se presentará en la mayoría se produjo el intercambio de salas que exige un movimiento de cada grupo en materia organizativa pero disfrutamos hacerlo.

-¿Fue un Chivilcoy Teatrero especial?

-Es una sensación difícil de contar pero quedaron algunos testimonios en fotos que son muy particulares. Observar a la gente que vino de Capital Federal con el automóvil cargado, repleto por la escenografía junto con el asistente, el actor y es de la misma manera que cuando nos toca salir afuera. En ese automóvil repleto de cosas está la esencia del festival.

-¿Cómo es actuar en otras salas?

-Es una pequeña aventura porque si venimos tranquilos de escenografía igualmente hay que hacer la puesta de luces, pisar el escenario porque no es lo mismo que el propio. Se necesita hacer una adaptación desde los cuerpos y aquello que la sala ofrece en general. Estar arriba de otro escenario implica una adaptación e implica un trabajo muy arduo porque se arma una puesta y después se desarma para que concurra otra porque ‘El Chasqui’, por ejemplo, tuvo varias propuestas requiriendo que haya un técnico, ayudando en distintas cuestiones aunque sean básicas.

Hay ensayos previos en los otros teatros. En ocasiones lo que hacemos es un mini ensayo al menos de movimientos aunque no sea intenso con vestuario y demás. Es esencial el estar arriba del escenario porque particularmente el escenario de ‘El Chasqui’ y la Agrupación Artística tienen una pequeña inclinación porque son a la italiana y cuando se está acostumbrado a trabajar sobre piso cambia. Hay que tener en cuenta ciertas cuestiones.

-¿Las ponencias?

-Este año se incorporaron a la agenda del ‘teatrero’ tres ponencias que estuvieron a cargo de Graciela Balletti, Diego Scarpellino y Diego Starosta, actor que cerró con su propuesta teatral el festival.

Es la primera vez que se realizaron las ponencias. La de Graciela Balletti estaba orientada a adaptarse a los tiempos virtuales respecto de aquello que significó el poder plantear talleres o ensayos de forma virtual. La disertación de Diego Scarpellino estuvo más orientada al teatro nacional y el mito que crea haciéndose preguntas al respecto e introducir una obra que se encontró de Manuel López Lorenzo del que Diego tiene un libro y cómo se introdujo en el teatro local. Una propuesta escrita que además se representó en Chivilcoy. Mientras que, Storosta propuso desde el trabajo del actor y el planteo de sistematizar algunas cuestiones que a veces están de una manera intuitiva o suceden en el hecho teatral pero tener una conciencia permite que se puedan ajustar y modificar. Fue un placer poder tener esta clase de intercambios.

-¿Por qué se puede hacer el festival?

-Es para destacar el Chivilcoy Teatrero y la unión de todos los grupos que anteriormente era muy extraño que sucediera. Fue una construcción que se fue haciendo de a poco quedando de lado eso de estar en un lugar y no poder estar en otro. Realmente compartir estas experiencias enriquece muchísimo. El teatrero es una consecuencia.

-¿La reacción de los foráneos?

-Se llevan una gran sorpresa y manifestación incluso de admiración en función del movimiento que se genera, la vivencia de la función, fueron a visitar las distintas salas. Los visitantes que recibimos mostraron una gran calidad humana y se notó por la cuestión de darse no solamente arriba sino abajo del escenario. El poder concurrir a Chivilcoy y tener 200 o 250 personas observando la función encontrando un público muy respetuoso y activo como nos dijeron, se llevaron una muy grata experiencia.

-¿La presencia de los alumnos en las salas?

-Nos genera una gran alegría el poder observar a los chicos circular por los teatros, muchas veces no tuvieron posibilidad porque no surgió esa situación de visitar una sala y realmente se disfruta mucho esa expectativa que se genera en los chicos y ese movimiento. Lo propio ocurre con las propuestas para adultos, la circulación que se genera es muy interesante.

Algunos niños accedieron a un teatro pero muchos no y realmente el que puedan entrar a una sala de por sí les generaba toda una expectativa, entender como es ese ritual de estar en un teatro, en una butaca, que se puede y no se puede hacer. Realmente tenemos algunas imágenes muy fuertes y a los actores que además somos docentes también nos conmueve mucho esa circulación.

-¿Es distinto que la obra vaya a la escuela en relación a qué la escuela vaya al teatro?

-Es muy diferente que los alumnos de una escuela trabajen lo teatral o concurra una obra a los establecimientos educativos en relación a que puedan concurrir a un teatro porque son varias las personas que todavía no ubican la dirección de una sala. Ahí está nuestro compromiso también de lograr que los otros públicos que no se acercan, porque no conocen y no porque no les gusta, puedan concurrir.

No digo haya que educar al público pero sí hacer que de alguna manera podamos interpelarlos para que lleguen y con los niños acercarlos a través de este festival.

-¿Cómo se proyecta el 2022 para Trac?

-Promisorio porque nos ocurrió que durante este año y 2020 muchas propuestas quedaron truncas. No hubo giras, no hubo estrenos. Este año se pudieron hacer algunas funciones de distintas obras con buenas respuestas, con todos los protocolos, pero poniendo el cuerpo.

Las obras cuyas giras no se pudieron hacer, estamos planificando en consecuencia. Algunas obras de corto recorrido puedan tener una temporada a partir de febrero o marzo.

En nuestra sala contamos con el aire acondicionado y podríamos programar algunas funciones en verano porque podemos ensayar y estar. Tenemos para ensayar algunas propuestas para público infantil con vistas a vacaciones de invierno y para meses posteriores también, con perspectivas de hacer alguna gira.

Actualmente tenemos en cartel a ‘Eduardo la pelopincho’ los sábados a las 21.30 y se vendrá una muestra de taller en relación a los cierres que realizarán los distintos grupos.

En nuestra sala llegamos a hacer hasta 50 funciones anuales y ese es nuestro movimiento habitual que pretendemos recuperar.



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